jueves, julio 17, 2008

(polaroids desvanecidas)

Un chico llamado D.

Podía sentarse en cualquier lugar pero siempre se sentía como el último en la banca de atrás. Podía jugar el partido de su vida y ser el arquero que soñó ser, empatar cero a cero y sentir que había perdido por goleada una vez más. Podía levantarse en mitad de un día que se derrumbaba y encontrar mil maneras nuevas de caer más fuerte y desafiar, gravemente, la fuerza de la gravedad.

Sumaba años de vida a la vez que sumaba días de ingenuidad. Cada vez mayor, cada vez más pequeño. Lo vi crecer frente a mi y en su interior también vi un muro creciendo como un abismo entre el mundo y él mismo. Conoció la soledad rodeado de gente que iba a buscar la receta de la tranquilidad en una cajita pequeña de la que salían sus pastillas para antes de dormir y aplazar, de nuevo, el sueño de vivir. Nunca necesitó pistolas en sus manos porque sus ojos sabían disparar ciertas miradas de esa forma que no puedes olvidar. Encuentras gente así: cada golpe suyo al aire es sólo el presagio del vuelo de un boomerang. Saben hacerse daño sin saberlo.

Puedo decir que no puedo decir nada. Lo habitaban a la vez toda la violencia y también la absoluta ternura.

He conocido a Dr. Jekyll & Mr. Hyde.

7 comentarios:

  1. Puede ser que sepa de quién hablas? De alguien que mostró toda la tranquilidad del mundo en un momento crítico, pero por su mirada destellaba algo que me daba terror?
    Si no es, se le parece bastante...

    ResponderBorrar
  2. Anónimo4:52 p.m.

    Bello escrito... Pienso que a veces odos tomamos el papel de quién lo protagoniza.

    Saludo desde esta fría Loma.

    ResponderBorrar
  3. Anónimo1:39 p.m.

    Ojalá que el hombrecito encuentre algún día esa calma que le ha sido tan esquiva. La última vez que le vi andaba feliz y desarmado, sin pistolas. Pero parecía cansado.

    Saludos,
    Andrés M.

    ResponderBorrar
  4. Se me parece mucho también a un vecino. Es un niño que crece y fuma. Oye reggaetón y parece cada vez más solo. A veces grita y azota las paredes. Y aveces te dice "Hola", y sonríe con unos dientes sobre los que baila una tragedia...

    ResponderBorrar
  5. ey!, me llegué a sentir confundido, todos tenemos un poco de ese chico D

    ResponderBorrar
  6. Pienso siempre en alguien así cuando hablo con mis hermanas. Ellas me dicen que el mundo es blanco o negro. Que hay gente buena y gente mala.
    Yo sólo creo que hay gente, y que toda la que conozco tiene algo de este chico.

    ResponderBorrar
  7. Anónimo2:35 p.m.

    país de boomerangs y miedos y fuerzas que se desvanecen, vos sabés bien de eso, yo también he visto algo.
    maríaandreakronfly

    ResponderBorrar