Relato de pugilato
El Hombre Triste tiene rotos y desgastados sus guantes de box. Han sido tantos los golpes de la vida que hace años no pasa tiempo largo sin sentirse en pleno combate. Algunas mañanas, antes de poner pie fuera de la cama, siente que ya ha perdido por knockout pero no tiene más remedio que enfrentarse al ring de los días y se levanta como quien ha besado la lona con labios sangrientos. Sólo acaba de abrir los ojos y ya trae la mirada cansada. La Oda a la Alegría es una música que sale a la calle desde la ventana de al lado, nunca desde la suya. Tiene rotos y gastados los guantes, sabe que nadie tirará la toalla por él. Calienta el café de ayer y debe ser por eso que siente que la vida se encadena sin pausas de la misma manera que los cines rotativos de su infancia. Todo listo después de los movimientos habituales del ritual matutino. Incluso el polvo está en su lugar. Gira el pestillo, abre la puerta, el sol de frente ofende su rostro, unos pasos cortos y ya está en la calle. Va a enfrentar las horas por venir con corbata ajustada desde la esquina del cubículo de su oficina.
Suena la campana. El Hombre Triste empieza otro round contra el hastío cotidiano.
Suena la campana. El Hombre Triste empieza otro round contra el hastío cotidiano.
A lo mejor un día, frenta a su esuina y antes de que salga, una chica de bikini dará una vueltecita coqueta con un cartel arriba anunciando frenta a sus ojos que comienza el día, y sentirá que todos los rounds se han justificado.
ResponderBorrarSerá por eso que la gente le teme a las esquinas? o en la esquina está el refugio y la salvación?
ResponderBorrarLindo texto...
Namarí
La rutina es el rival más duro del mundo.
ResponderBorrarEsa tristeza viene de adentro. Cualquier sitio puede convertirse con una actitud positiva (la chica que dice Pala). Es cierto que la rutina mata, pero por eso mismo hay que espantarla.
ResponderBorrarGracias por pasear por mis cartas, me encanta lo que escribes... te seguirè, con tu permiso.
ResponderBorrarUn abrazo
Dicen que la tristeza es cíclica y los humanos entonces seremos ciclotímicos por excelencia...
ResponderBorrarBuenos deseos!
Me alegró tu pasado por mi blog. :)
Es el día a día el que va quemando, el que va minando poco a poco y sin darse cuenta. Pero no hay mas remedio que seguir; siempre podemos mirar hacia atrás, los hay de mucho peores.
ResponderBorrarBello relato el que nos has escrito.
Besos tiernos y dulces para ti. Te deseo una feliz semana.
** MARÍA **
La rutina termina por acabar, incluso con el impulso de seguir, sin embargo la vida es algo paradojica, y el día que menos lo esperas, que menos lo quieres te hace jugadas que te hacen despertar......again.
ResponderBorrarme gusto tu relato, te invito a pasar por mi blog.
¡Escribí pues algo marica! Abrazos.
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