Frente al mar
dos perros juegan a correr por una pradera imaginaria
que cambia con cada ola
como un paisaje fugaz, irrepetible
Un hombre negro mira una cámara que lo mira
y se ve como una sombra sonriente que lleva una flor en su
cabeza
La bahía es de los guardianes que custodian una tarde con
olor a salitre
Algunos sueños han aprendido a nadar