Otro
día más en que a tu teléfono solo llama la ausencia.
O
por error timbra el olvido.
Otro
día más en que tus correos son una lista de promociones
de
almacenes que no visitarás
y
que hacen fila en tu bandeja de entrada
como
promesas falsas
al
acecho.
Otro
día más en que el silencio aturde
aunque
intentes esconderlo
detrás
de una canción o las voces de radio
o
los comerciales del televisor
que
le hablan a tu mirada vacía
perdida
en el vacío.
La
sirena de ambulancia
que
recorre la calle
grita
tu nombre
conoce
tu nombre
mientras
te desangras en casa
con
la piel intacta.
Ellos
tampoco llamarán a tu puerta.
Gira
el planeta
contigo
adentro
y
sin ti
giraría
igual
te grita
en la cara
la
tarde más callada.
Hoy
no
has escuchado
siquiera
tu propia voz.
Entonces
pronuncias
tu nombre
una,
dos, tres
veces
en
voz alta
para
no olvidar
cómo te llamas.
cómo te llamas.
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