La escuché.
Hablaba con la voz de los callados
es decir; un silencio pastoso salía de su
garganta
que luego era palabra
apenas audible.
Pero afilada.
Hay murmullos
que son furia y tormenta
y tornado
y aleteo de mariposa.
Discreta desolación.
Una guerra ha terminado.
La escuché.
En la calle
no hay mares de gentes
celebrando.
Tantos
le tienen miedo a la alegría.
Aquí han asesinado el entusiasmo.
Entre todos sus crímenes
este ha sido el más refinado.
He vuelto a ver
al niño ciego
que me pregunta
¿de qué color es el viento?
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