LECCIONES APRENDIDAS DESDE UNA VENTANA
Un chico aprende a montar en bicicleta en este momento. La bicicleta tiene dos ruedas (renunció a las cuatro del primerizo si sumas las dos pequeñas que solían sostenerla atrás) y la calle es tan interminable y misteriosa para él como puede serlo un mapa del tesoro para un viajero virgen en su aventura inicial. El chico pedalea con temor e incertidumbre pero con la misma devoción de una monja el día de su santo. Con esa fe devora los metros que lo llevan desde la puerta de su casa hasta la esquina más próxima; donde termina la cuadra y empieza el mundo. Luego sus piernas le demuestran la confianza que nunca pensó que alcanzaría frente al tablero en clase de matemáticas el día que tenía la respuesta exacta a la pregunta que nadie intentó siquiera adivinar. Y con esa porción de orgullo propio se siente el piloto de su propia vida y la bicicleta es suficiente reino para ser príncipe por lo menos por este momento y dos ruedas lo elevan del suelo al cielo con un sillín de por medio. Se siente capaz de desafiar la furia de dios cuando el impulso es suficiente.
Un chico aprende a montar en bicicleta en este momento. Avanza como lo hacen las malas noticias, veloz y azarosamente, pero su motor es esperanza en estado puro. El chico, que monta solo la bicicleta por primera vez, cae solo de bruces al asfalto por primera vez con la torpeza que suele esconderse en nuestros más finos movimientos. Le tiemblan las piernas, los brazos, lo único que acelera es su corazón mientras la bicicleta está detenida y sus ojos buscan que nadie lo haya visto tropezar. En la vida cuando das un mal paso y caes siempre sobra un zapato. Recoge todo del piso mientras se levanta con señas de la caída pero no le arde tanto como para no volver a intentarlo y empieza de nuevo a usar el pequeño muro del frente de su casa como si fuera escalera al cielo. El chico se promete que esta vez si será. Y con cada pedalazo su herida empieza a sanar.
Un chico aprende a montar en bicicleta en este momento. Primero un pie, el cuerpo entero después y ahí va otra vez. Seguro volverá a caer pero no le importa, siempre se levanta con la sonrisa intacta. Yo lo miro desde mi ventana. Y aprendo. Y aprendo.
Pues te digo que por obligación, le debés mandar por e-mail (porque ya los que aprenden a montar en bicicleta tienen e-mail) este recorrido de aventura en dos ruedas a aquel que inspiró este escrito, que parece ser la narración de muchos que aprendimos a montar en bicicleta alguna vez. Para que el que ya puede decir que anda en dos ruedas diga que ese día aprendió e inspiró. chau
ResponderBorrarme llevaste de vuelta en vuelta a la cuadra cuadrada y a aquellas calles que eran autopistas y aceras como avenidas donde aprendí a montar en bicicleta, donde dejé el triciclo para tomar riesgos con el equilibrio
ResponderBorrarestá increíble... cuando uno se cae siempre le sobra algo... guau
ResponderBorrarDejo la lectura silenciosa que practicaba desde que llegué acá gracias a Andrés Correa para decirte que esa mirada tuya me impresiona por lo clara, detallada, perceptiva, analítica y mágica.
ResponderBorrarSucumbo ante estas dos frases,
i) Y con cada pedalazo su herida empieza a sanar
ii) Siempre se levanta con la sonrisa intacta
porque al fin hice consciente la segunda parte del insuficiente si te caes, levántate: después, continúa el camino.
Gracias.
Si me caigo me paro y camino.
ResponderBorrarTe suena?
Desde mi ventana te miro y aprendo
y no poquito!
Namarí
Tienes que salir más a la calle, no se puede andar todo el día mirando desde la ventana como un curioso.
ResponderBorrarCARLOS/ Pues asi te llamo porque asi te nombraron y me emociona saber de tu viaje de vuelta a la infancia, que tantas veces sin verlo fue nuestra Tierra Prometida.
ResponderBorrarPAULA/ ...por la visita gracias
ANDRES DAVID/ Entre un silencio y otro nos encontramos. Ya el puente está instalado seguiremos cruzándolo.
ANA MARÍA/ En esta bicicleta, tantas veces, vamos los dos. Y sí, conozco la letra de esa canción... ¿será la música de cuál programa de televisión?
WITILONGI/ Tantas calles he recorrido, tanto afuera habita adentro mío... que si supieras.
Para vos un poema de Anitze Koltz:
"Con las piedras lanzadas
contra mí
levantaré los muros de mi casa"
...gracias por el cariño y la visita.
¡Y aprendo, y aprendo! Guau. Qué buen viaje. Y pensar que todavía no sé, que cada vez que volteo la vista, y a pesar de los miles de kilómetros recorridos en bicicleta -tal vez sólo sean cientos-, ¡todavía no sé!
ResponderBorrarGracias por este vaso de agua fresca en mitad del camino.
mi bicicleta era azul y mi miedo era negro, supongo... saludos, c.
ResponderBorrarAl caer, aunque sea prufundo o doloroso, solo queda la opción de pararse otra vez. Lo de los intentos de reandar el camino, eso si es otra cosa. El miedo puede detenernos, pero no inmovilizarnos, eso nunca.
ResponderBorrarBesos para ti.
Negrito.
ResponderBorrarMi primera expertiencia en dos ruedas fue en la única calle plana del pueblo donde nací. Es tan cierto que la llamábamos "el plan".
Recuerdo mi temor y mi felicidad de 25 de diciembre. Recuerdo que aprendí en una mañana y recuerdo más que cualquier cosa, la mano fuerte y segura de don Hernán, mi padre, apoyándose en mi espalda, apoyándome, empujándome, sosteniéndome.
Es extraño.
Va mas allá de la metáfora.
Todavía cuando caigo, lo siento haciendo lo mismo. Y me hace feliz.
CESAR/ hermoso el hecho de apagar la sed, honor que me hacés. volvé. Ahí vamos... aprendiendo los dos.
ResponderBorrarC/ mi bicicleta no era mía, era de mi hermana. Ahí montábamos cuatro hermanos (por turnos, muchachos, por turnos) pero ahí no conocí pedales porque me llevaban colgadito del sillín mirando para atrás. Y la luna me perseguía. El negro era yo y el miedo era azul.
!Qué frase tan hermosa la tuya, divino Haikú¡ gracias por la poesía.
SIEMPRE EL SUR/ Caminando el camino camino y si me caigo me paro y camino... decimos en un programa de tv que hacemos junto a unos amigos. Y ése es el destino; andar no sólo esperar Al lado del camino (sorry Fito).
PALA/ Los ángeles que con nosotros han vivido jamás se han ido... ellos hacen la red de este equilibrista en plural que somos todos buscando el próximo desvarío. Wellcome Yarumal tantas cosas terminan bien cuando pensabas que empezaban mal.
Yo aprendí a montar bicicleta de la mano de mis hermanos: de mauro, de LuisK y de vos.
ResponderBorrarHay momentos en los que me tropiezo y caigo, pero siempre tengo tu mano atenta para levantarme, una y otra vez. Gracias.
Diana (como vos me llamás, porque me diste ese bonito nombre) Diana Marcela
Gracias a tí, hermano... por el agua fresca en la mitad del camino.
ResponderBorrarDIANA MARCELA/ Lo más hermoso de aprender es el pequeño milagro de compari luego lo aprendido y, no sabes cómo ni cuando, comienzas a enseñar tal como otro lo hizo contigo. Así es el curso del río.
ResponderBorrarLa mejor palabra que podré haber dicho fue nombrarte cuando aún no habías nacido. El romance con la frase y el silencio siempre tendrá que ver contigo.
CESAR-IN/ Decía la mamá de Joan Manuel Serrat: "patria es el suelo donde comen mis hijos" yo añado que es lugar que da alimento a los amigos y por eso, sin verte, tu chileno y yo colombiano hoy somos compatriotas ya. Nacionalizados ambos en esta embajada que no espera pasaportes, que ya conoces si nos hemos leído: es el corazón mío.
Hace años
ResponderBorrarcalle abajo
autopista 32
aprendía y aprendía
montado en la Monareta
Y estos años
calle arriba
por la misma 32
sigo aprendiendo, aprendiendo
pero en otra bibicleta
Apenas llego y ya quiero quedarme. Qué bueno volver a "verte" y leerte y que me hagas recordar las veces que iba con un señor lleno de amor a un parque que se llamaba "cuatro vientos" (tantos como las ruedas de mi bicicleta). Con él aún aprendo a caerme y levantarme de nuevo con la confianza escondiendo la torpeza.
ResponderBorrarGracias por traerme de regreso.
Abrumado por "toneladas" de papeles y cosas por resolver en lo que decidí hacer para ganarme el pan, el techo y otras cositas, es un alivio encontrar estos refugios, aunque sea en pequeños escapes esporádicos, un verdadero OASIS, en el que me reconforta ver sin ver a traves de tu mirada que ahora son palabras.
ResponderBorrar"No moraleja", simple evocación de lo simple y perfecto. Así lo leo yo hoy, que he vuelto a los culumpios.
¡Errrda, compadre! ¡Me late más duro el corazón! En este andar, tendremos que leernos, y contagiar más corazones para que latan duro y pedaleen largo...
ResponderBorrarUn abrazo.
ZAPATA/ El único ejercicio que no te llama a descansar es el oficio de aprender. La misma calle de ayer hoy es otra igual que vos, ya ves.
ResponderBorrarMARIANDREAK/ Ya estás aquí. Quédate.
TECEO/ Todos los relojes conspiran, los horarios esclavos poco ayudan pero los calendarios y las obligaciones no podrán llevarse nuestras canciones.
CESAR-IN/ Siempre esta palabra para vos: Bienvenido.
Montar en bici, nunca lo habia sentido tan poetico y humano. que lindo.
ResponderBorrarWow... tu escrito me ha llevado hasta las lágrimas. A través de ellas recorro las palabras mientras revivo con claridad el espacio y el tiempo en el que aprendí a montar bici.
ResponderBorrarNo me conoces pero tuve la fortuna de encontrarte, he sido visitante regular de tu página y hoy el silencio estalla desenfrenadamente con una insolente necesidad de escribirte para decirte GRACIAS. Gracias por mirar la vida con esos ojos y por utilizar esas hermosas palabras, las precisas.
Antonia
Pues yo me quedo con dos imágenes : la de pararse y constatar que nadie te vio caer y la del tablero en la mente del niño que pedalea y de alguna forma toma revancha de su propio miedo. Supongo que todos somos ese niño. Algunos estamos con ls piernas temblando y empezando el pedaleo, otros en el suelo mirando a ver si nos vieron caer, otros levantandonos y no faltará tampooco quien este corriendo el tour de france
ResponderBorrarAunque el hombre es el animal que siempre tropieza en la misma piedra, también es el único que aprende de sus errores.
ResponderBorrarAsí que si me caigo, vuelvo a levantar y a tener más cuidado en el camino.
Besitos.
Pd: Gracias por visitar mi página y dejar un comentario tan bello.
Y por que no ibas a ser digno me pregunto? jeje ;-)
ANONIMO/ ¿o debería decir anónima? La poesía está en los ojos que leen esas líneas. Agradecido por tu visita.
ResponderBorrarANTONIA/ enamorado estoy de tu nombre y tus palabras me hacen sentir bendecido. No te quedes en la orilla del silencio. Hazme saber que has vuelto. Muy honrado por saber que estás aquí.
DIGO YO/ la imagen de ciclas y bicis que yo no olvido es el rostro del ciclista Luis Herrera ensangrentado y lleno de sed de triunfo bajando en la etapa del Tour de France en Alpe D´Huez, luego de una caída en el descenso después del premio de montaña de primera categoría. Mi infancia encontró la definición de Héroe viéndo al escarabajo que era él.
DARILEA/ Granos de razón & verdad tienen tus palabras. Gracias a vos por pasar por acá.
-pd- "no soy digno de que entres en mi casa..." es una frase habitual en las ceremonias católicas, o misa que llaman. Pero dignos somos todos y bienvenida siempre.
Todos los días aprendemos y aprendemos así siempre caigamos, hoy aprendi que tus palabras son esa mano que ayuda levantarnos. Gracias por tus palabras y ya es una necesidad pasar por aqui a recibir tan maravillosas palabras...GRACIAS
ResponderBorrarJohanilla
Los niños y los animales nos enseñan hermosas lecciones.
ResponderBorrarLo importante es volver a levantarse cuando has caído. A veces es difícil y cuesta mucho, pero hay que hacerlo para sobrevivir.
Un beso.
Gracias por la canción Juan, aunque primeras luces de mi ruido indican que es de otro origen, pensé mucho en esa canción antes de escribir. Tú anda ve y comenta lo que quieras, ya sabes que eres muy bienvenido acá en mi Sur.
ResponderBorrarBesos.
Y antes de dormir, vuelvo y te agradezco otra vez.
ResponderBorrarPor la luz y la compañía.
JOHANILLA/ Hay lugares que sin ser lugares pueden ser hogar. Pasa por aquí cuando quieras, esta también es tu casa.
ResponderBorrarAGUSTINA/ ... y de los viejos y de los espejos y de los libros y del silencio y de la naturaleza entera y del arte por supuesto... wake up al final del peor sueño también viene un nuevo despertar.
SIEMPRE.../ En tu blog hablas del ruido que también es enfermedad en estos años donde el silencio es paz. Te deseo entera toda la tranquilidad.
que me he acordado de cuando pequeño con mis hermanos oíamos billy jean, que queriamos bailar como el rey del pop, pero ni una suerte nos salia, era gracioso.
ResponderBorrarSaludos y nos leemos luego.
Ah... tantas cicatrices en mi rodilla me permiten recordar esa valentía nunca adquirida y esa esperanza perdida... Ahora creo que mi cobardía nació el día que renuncié a la bicicleta y no aprendí, ni entendí sus pedales.
ResponderBorrarGracias por mostrarme el pequeño momento en que mi vida cambió!