Afuera está el mundo
el universo, adentro.
La paz ajena, las guerras propias.
Todo está poblado de ausencias.
Hay lugares en que decir mezquino
es
hablar de un gentilicio.
Las miradas bombardean, disparan las palabras, los
comentarios detonan.
Mira al cartero sin oficio
no ladran a su paso los perros.
Se ha sentado a leer mails en su teléfono.
¿Quién dirá tu nombre en mitad de la mañana
como
quien invoca
un conjuro contra
la tristeza?
No queda más que cerrar la puerta.
Los predicadores de la guerra insisten
más que los testigos de Jehová. Y llegan más temprano.
No queda más que cerrar la puerta.
En la calle hablan de ti
pero
tu no les importas
sólo quieren sentir el sabor de sangre
en el paladar.
No queda más que cerrar la puerta.
Pronto será hora de olvidar las llaves.
@lluevelove
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