La cartelera del cine anuncia dos películas sobre las torres que cayeron en N.Y. aquel once de septiembre. Oliver Stone por aquí, el Vuelo del avión que no llegó por allá. Me gustó la segunda, me sentí como viendo La Pasión de Cristo con la esperanza de que al final se salve de la cruz... luego leí algunas críticas de prensa, miré publireportajes en tv y tuve presente entonces lo que pensé en el pasado sobre lo que había pasado. Dejo aquí constancia de aquella historia que nos hizo a todos testigos de excepción (testigos de televisión), mientras miro en el espejo de todas nuestras casas la película que aún nadie filmó.
Bienvenidos todos, empezó la transmisión. Vengan y vean el fin del mundo en directo por televisión… CNN tiene los mejores ángulos, la imagen que usted nunca vio. Miren que la caída del Imperio Romano no tuvo tanto impacto porque no tenían una cámara cerca y la noticia nadie la cubrió. Este es el momento, this is the real reality show, tenemos todo lo que tus ojos piden pero ni una gota de sangre que lastime la sensibilidad de nuestra audiencia familiar.
Así es, así fue. Dicen que el 11 de septiembre el mundo cambió. ¿Pero cuál mundo? El mío sigue tal cual; unos días bien, otros días mal y en general casi siempre igual. ¿Acaso la muerte tiene pasaporte y duelen más las ausencias de los que viajan en primera clase? En mi país nunca interrumpen la programación sino para contar el avance de la telenovela mientras en cualquier lugar de la geografía nacional el mundo está cambiando para la familia de aquella chica que acaban de secuestrar, para el trabajador honrado que recién le notifican que lo del boleteo y la extorsión es en serio, cambia el mundo para el amenazado que huye a ningún lugar a ser un desplazado más, cambia el mundo para todos con las leyes de conmoción que a esta hora no sabes que acaban de aprobar.
El mundo cambió en Bojayá pero nadie lo vio, eso no lo transmitió en directo ni siquiera la extinta Inravisión, tampoco Univisión. El mundo cambió en Pakistán pero sólo lo vimos por el ojo del mismo que disparó. Y el bueno de la película se cargó un país, hubo más muertos que en Manhattan pero nadie envió condolencias, no era preciso. El mundo cambió en Hiroshima pero de eso sólo se enteró Japón. Por favor, no te creas todo lo que dicen en televisión.
Nadie vale menos, no me alegro del dolor, prefiero la alegría, es más hermosa esa canción. El mundo cambia cada vez que nace un niño que puede cambiar su mundo; hoy Samuel, mañana ella, después el… No olvides que la sangre, toda, siempre es del mismo color. Eso no cambió.