Una guitarra después del primer silencio. Una voz callada como la voz de dios. El frio del viento que viene y el calor de las canciones que espantan el dolor. Recuerdo el primer Rock Al Parque de la misma manera que algún cristiano recuerda la palabra Peregrinación.
Cuando el Parque era la Mediatorta que Pacheco los sábados me enseñó y conocí la Plaza Santamaría, no por los toros, sino por el rockandroll. Bogotá me decía: algo ya cambió. Y un tango que llevo en el corazón me enseñó a volver, volver, volver... éramos pocos y cada día fuimos más. Con los años la noche en el bus pasó a ser la tarde en el avión pero el viaje siguió siendo el mismo; llegar a los amigos. Nunca sabrás a qué lugares te puede llevar una canción si no sigues esa melodía en el aire que otro escribió como si fueras vos.
Ya van doce años de aquellas citas a las que también he sabido faltar, teniendo plena consciencia de que tener otras obligaciones con el tiempo no es lo mismo que ponerse un disfraz. Tengo tanto que agradecer a tantos que jamás me conocerán pero que me dieron su alegría como quien da la bienvenida a la Fraternidad de losbuenostiemposquejamásseacabarán. Todos aprendimos algo en el parque Simón Bolivar porque Rock Al Parque escribió en este país un nuevo sentido a lo que aquí llamaban "Banda", no lo puedes negar.
Recuerdo a Fobia, doce años atrás, y la lista que empieza no la puedo terminar... diré Pestilencia, Robi Draco, Aterciopelados, aquellos otros Estados Alterados, Manu Chau... ya lo dije, esta lista no la puedo terminar, diré Pala porque no lo puedo callar.
En estos días mientras el llano en llamas, en un parque de bogotá la calma. Tanto país adentro de esta historia que (cuando sucede Rock Al Parque) tengo la evidencia cerca para afirmar que en este país en el que somos tan distintos también se puede vivir en paz. Nadie podrá decirnos que sobre esta tierra, como diría un Nobel, no podemos tener una segunda oportunidad.
Las canciones hacen más liviano el aire que respiro.
se puede convivir, la música es una donde quiera que estés
ResponderBorrarHe visto metaleros atentos a una letra pop. He visto niñas góticas danzando al son de una conga-fusión. He visto niños play electrónicos abriendo la boca ante la fuerza de Koyi Kahuto. He visto padres con sonrisas indulgentes ante un pogo.
ResponderBorrarClaro. He visto lo otro, pero de eso no quiero hablar.
Rock al Parque me renueva, siempre, la esperanza.
Siempre es conciliador ver cómo se pueden abrir los sentidos a diversas tendencias y disfrutar el mismo espacio con otros que se visten y piensan distinto. Pero al final nuevamente me pregunto, ¿dónde se genera la desconexión que nos devuelve a la intolerancia?
ResponderBorrarSí, rock al parque es para nosotros los bogotanos la posibilidad de abrir espacio a la diversidad, al multiculturalismo que hay en nuestro país. Es deshacernos del centralismo tan nefasto en que han sumido nuestra ciudad, para compartir con todos variadas propuestas.. mientras llueve, como llovio en el cierre con Manu Chao. Saludos.
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