lunes, mayo 17, 2010

(letras sueltas)

RECUERDOS DE LA INOCENCIA

Los días venían silvestres, me esperaban millones de tardes sin estrenar, el día bautizado como "hoy" no era un eco repetido de otro que llamamos "ayer". De pequeños nos esperaba al despertar la tranquilidad que da la ignorancia. 
Nadie nos había dicho que no había un manual para vivir,  porque aún no se nos había ocurrido preguntar si algo así existía. Me parecía igual el nombre del Presidente que el de un Ministro porque los confundía de la misma manera que las capitales de países que ya no existen. Recuerdo que la guerra era una palabra que servía para enumerar la historia: porque la historia era una enumerción de guerras (según me enseñaban). Todas mis preocupaciones tenían el tamaño de mi cabeza, es decir; eran pequeñas. Aún así: eran monstruos de mil cabezas para mi. Pero tenían una virtud: podían desvanerse mientras dormía.  

Un día las preocupaciones empezaron a acompañarme al día siguiente.

Creo que crecer es comenzar a despertarse también con los tormentos de ayer.