martes, abril 28, 2009

(H1N1, la influencia de la influenza)

EL VIRUS DEL FIN DEL MUNDO


Estornudas miedo. No toques, no beses, no estreches la mano, no ofrezcas la otra mejilla, deja las calles desocupadas para que las habite el temor, aléjate de los aeropuertos, evita los puertos, quema los pasaportes, ponte un tapabocas y no respires más el aire empacado al vacío de los supermercados. La segunda ciudad más poblada del mundo también puede convertirse en un desierto.

Vacío el salón de clases. Vacía la parada del bus. Vacío el estadio Azteca. Vacía la biblioteca y el parque también. Vacía Plaza Constitución. Vacío el escenario sin ninguna canción. Vacío cada centímetro del metro y vacíos también los estantes de la farmacia del barrio.

La literatura como presagio. Todo lo que vió Julio Verne se llamó novela fantástica, lo que fabuló Saramago ahora se llama noticia. Algo a medio camino entre Ensayo sobre la ceguera y Las intermitencias de la muerte me cruza por la cabeza y el pecho cuando paso por las seis letras de decir: M é x i c o.

Y no hay frontera que detenga allí la paranoia que se contagia con la lectura del periódico de esta mañana y las voces de la radio de esta tarde y la imágenes de televisión esta noche. Emergencia es la orden oficial. Muertos los muertos no hay quien los llore en medio del estado de pánico general. Cambiaron cementerios por laboratorios y ese es el lugar al que van los cuerpos a descansar.

Un frío como de soledad recorre el trópico y tantos lugares más mientras la Organización Mundial de la Salud dice que el avance del virus no se puede detener ya y alguien pide a los ateos que, por dios, ayuden rezandole a la virgen de Guadalupe. Se escucha el tango de la herida mortal, que ensaya una estrofa fatal: epidemia y pandemia no son difíciles de rimar. En alguna granja porcina no falta quien tenga temor a la hora de ir a la marranera para alimentar al cerdito más tierno que había conocido hasta ayer. Hoy el reality no será el suceso del rating mundial, por un día le ha ganado la realidad.

Hoy no busco a Chavela Vargas con un bolero falaz porque en mis oídos Michael Stipe no deja de cantar: It's The End of the World as We Know It (And I Feel Fine).

domingo, abril 26, 2009

(Pabellón de fusilamiento)

EL EMPEDRADO
Sus libros abren puertas que luego cierras dificilmente. Y eso está bien. Le asisiten cierta lucidez y (todavía) insolencia y con los años grandes dosis de definitiva sensatez que me hacen volver a sus letras para comprobar que no siempre estamos de acuerdo. Pero esta vez si. Por eso dejo aquí fusilada la columna semanal de Ray Loriga publicada en el suplemento El País Semanal, del periódico El País (de España). Siempre habrá quien diga mejor que tu lo que estabas pensando.

EL EMPEDRADO
Por Ray Loriga

En el fondo creemos en Dios más de lo que admitimos. Las desgracias naturales (actos de Dios), terremotos, maremotos, lluvias torrenciales, volcanes en erupción y toda clase de fuegos devastadores, nos provocan, al menos por un instante, sentimientos verdaderos de compasión y solidaridad, de empatía con los sufrientes y en ocasiones sacan del fondo de nuestros distraídos corazones, actos o al menos gestos de conmovedora generosidad. Incluso los actos del demonio, los brutales ataques de los distintos terrorismos que en el mundo son, y hasta los crímenes espeluznantes de los demonios sin causa y de a pie, producen más consternación que ira y nos funden en un abrazo con el dolor ajeno. Nuestros propios problemas (las obras del hombre) nos llevan directos a levantar dedos acusadores, a hacer más leña del árbol caído o por caer, que a pensar en la reconstrucción de la cabaña.

Parece que a Dios no hay quien le culpe de nada y que a nosotros no nos pasamos una. Tiene su lógica, claro está; a Dios no hay quien le eche un lazo al cuello, pero no deja de ser sorprendente que de unas desgracias nazca la comunidad, mientras que otras nos llevan a despellejarnos en la semanal reunión de vecinos.

Ante los problemas que podemos enfrentar, y ya han dicho los sismógrafos que los terremotos son causas perdidas, apenas se escuchan posibles soluciones, o al menos intentos reales de avanzar juntos frente a las desgracias comunes. Todo lo que se lee y ve a diario son acusaciones salvajes, desprecios constantes y esa vieja máxima política que lo zanja todo amenazando al contrario con el catálogo de su propia torpeza, cuando no con su lista de agravios o su certificado de penales.

No es raro que entre eso que llaman el pueblo llano (que tampoco sé muy bien qué es exactamente) crezca el desasosiego, cuando no la más absoluta desconfianza hacia aquellos encargados, no sólo del escarnio del adversario, sino también, y perdonen la ingenuidad, del verdadero esfuerzo por mejorar el empedrado.

Ante las distintas reuniones del poder se amontona la ira de aquellos que detestan un sistema del que no son más que la parte ruidosa y silenciada. Una bella paradoja.

Parece ser que, en opinión de la reina de Inglaterra, también se había colado algún ruidoso dentro (algunos señalaban a Berlusconi), pero el asunto no es ése.

Es de suponer que la frustración de quienes gritan en la calle es similar a la frustración de quienes sólo han sabido recientemente gritarse entre ellos desde los púlpitos de los medios. Tampoco estaría de más que se contase el número del descontento y se le diera un representante legítimo para que se frustrasen todos juntos.

También los bolcheviques entraban en los palacios, aunque creo recordar que no por estricta invitación, pero eran otros tiempos.

No estaría de más, me parece, que estas reuniones del sistema contasen con al menos un delegado antisistema, aunque esto pudiera generar incómodas contradicciones en el seno de su no movimiento.

Todo en esta vida conlleva ciertas responsabilidades, incluso la anarquía.

En fin, no hagamos sangre con quienes gritan fuera por no tener voz dentro.

Lo cierto es que los líderes del mundo casi libre se sonríen entre ellos en el extranjero, porque saben que al regresar a sus casas la pelea no será contra las fieras que devoran a los ciudadanos, sino contra las fieras que pretenden robarles la confianza de sus súbditos.

Ahora que el mundo es una tienda cerrada, no deja de ser enternecedor cómo unos y otros luchan por hacerse con las llaves de tan siniestro negocio.

Ya que el suelo parece seguir dispuesto a abrirse bajo nuestros pies a su antojo y que el cielo se caerá sobre nuestras cabezas cuando le dé la gana, no sería mucho pedir que empleáramos un poco del tiempo de nuestras plegarias en rezarnos a nosotros mismos.

Sacarnos los ojos no nos está llevando muy lejos.

RAY LORIGA 26/04/2009

PUBLICADO POR EL PAÍS SEMANAL, PERIÓDICO EL PAÍS www.elpais.com


martes, abril 14, 2009

(Noticias para Cuba, abril de 2009)

90 Millas


Puentes que cruzan de una orilla a otra de un mismo corazón. Frente a las costas del vacío y el desvarío te encuentras con que la esperanza, que se había cansado de esperar, se ha levantado como Lázaro para recordar que la alegría también es un lugar. Esta vez nadie puede llevarte a un lugar distinto que no sea el de tu destino. Otra vez Cuba vuelve a estar justo a 90 millas de Estados Unidos y no a tantos años de abismo. No hablo de política o de un muro cruzando un mar peor que las púas en aquel Berlín de antes del 89. De los bloques de textos que hablan del bloqueo. No dicto clases de historia sobre esto que la historia conoce mejor. No aplaudo a Obama por negro ni tengo hurras a Fidel por viejo. Hablo de algo que justo en este momento me parece una posibilidad y un signo, también, de los tiempos: el abrazo, permitido al fin, de un abuelo con un niño que es su nieto. Y que ni en fotos se conocían.

Cruza la esperanza en el primer vuelo de mañana.

Pasarán los días y escucharemos una nueva canción. Aquí hay bonitos primeros acordes.

Patria también es ese deseo de regresar.

lunes, abril 13, 2009

(Mario Rivero, 1935-2009)

BALADA DE LOS POEMAS DE INVIERNO

Este hombre no era un hombre: era un espejo. Reflejó su tiempo que también es el nuestro y le dió aire nuevo y también vida a la palabra poesía. Murió en domingo de resurección. Justo así nos deja, como en un haikú. Un tango de Gardel lo llevó a la noche y la noche se le quedó adentro dias enteros y de allí nacíó tanta luz en Mario Rivero. Fue (y será) de Envigado como Fernando González y supo volar en su propio viaje a pie. Tuvo la sana costumbre de no ser costumbrista en sus escritos y abrió una puerta y tantas ventanas por las que hoy día muchos no se cansan de cruzar porque sus versos no buscaban a la luna sino al esquivo calor de una bombilla: ese domesticado sol chiquito que también sabe dejarnos en penumbra por un instante. Como esta partida.

Ha muerto un poeta.
Uno de los de verdad.


UN HABITANTE
-por Mario Rivero-

Este hombre no tiene nada que hacer

sabe decir pocas palabras
lleva en sus ojos colinas
y siestas en la hierba

Va hacia algún lugar
con un paquete bajo el brazo
en busca de alguien que le diga
"entre usted"
después de haber bebido el polvo
y el pito largo de los trenes
después de haber mirado en los periódicos
la lista de empleos

No desea más que donde descansar
uno-por-uno-sus-poros

Hay tanta soledad a bordo de un hombre
cuando palpa sus bolsillos
o cuenta los pollos asados en los escaparates
o en la calle los caballitos
que fabrica la lluvia feliz

Y dentro en la tibieza
las bocas sonríen a la medianoche
algunas se besan y atesoran deseos
otros mastican chicles y juegan con sus llaves
crecen los bosques de ídolos
y el cazador cobra su mejor pieza

sábado, abril 11, 2009

(Corín Tellado is death)

Triste luto en las peluquerías

Después de Miguel de Cervantes sólo está Corín Tellado, dicen los noticieros y periódicos de esta tarde. A veces me pierdo en el mapa del gusto popular. Y si la voz del pueblo es la voz de dios entonces es verdad que las telenovelas guardan la palabra sagrada en este lado del mundo: esta nueva biblia se ha escrito con la misma tinta con la que Tellado hizo correr ríos que se convirtieron en el más rentable de los océanos (viene aquí el punto donde se habla de 400 millones de ejemplares vendidos después de publicar cuatro mil novelas) títulos tantos que se convierten en olvido de la misma manera que las revistas donde se publicaba cada mes, otra vez, otra nueva “novela inédita de Corín Tellado”. Vanidades es esa revista que trae a manera de folletín cada historia de culebrón nacida de la febril imaginación de esta mujer con aire de condesa y más pródiga que cualquier Balzac.

Vanidades, qué nombre tan bien puesto.

Aquí no valen mariposas amarillas ni regiones transparentes... nadie ha sido tan leído en nuestra lengua como ella. Una mujer sin biblioteca grande ni amiga de presidentes y sin premios en la repisa pero con esa bella habilidad de invitar a leer a los que poco leen y de echar aceite a la máquina de imaginar. Ella, la novelista romántica como le nombran en los obituarios por publicar, punta del iceberg de lo que Vargas Llosa llama “literatura menor” conoció el éxito mayor que tantas obras de literatura (¿acaso mayor?) no verán por fuera de un círculo chiquito de unos pocos buenos amigos.

El romanticismo entonces no es una época, ni una escuela, ni se escribió en alemán. Ya entiendo.

Frente al ataúd – catafalco, diría ella - sería justo ver en el camposanto a sus tantos deudos venidos desde Telemundo, Televisa, Caracol, Erreceene, Venevisión y Telefé con sus ensayadas lágrimas naturales, aprendidas según libreto.

Pero no estarán allí.

Habrá tristeza por Tellado, no sólo entre sus editores, sino en las salas de espera de consultorios varios y, claro, entre perfumes, aceites y tijeras en peluquerías vacías que cantan una balada triste por Corín.
(nuevas viejas news)

Radioreloj está en todas partes


Fujimori como Abimael, sólo que esta vez cae la Derecha con él. Italia cayendo a pedazos en un temblor con paredes hechas en arena de mar. Un profesor en USA es sorprendido con 30 años de grabaciones de sexo explícito de sus alumnos en su casa y un violador en Colombia es detenido con un cuaderno que contiene una lista con el título "mis víctimas" donde suma las decenas de niños que ha violado con nombre, fecha y lugar, qué brillante es la mente criminal. Adriano se pierde en las favelas de Brasil y su gambeta futbolera no ha vuelto más desde que se lo tragó el barrio allí. Charly García en plena rehabilitación cada vez más gordo y con la voz cada vez más delgada canta en provincia argentina seis canciones en una tarde que se resume en un tango que se llama Volver. La crisis toca la ponchera cristiana y las limosnas en iglesias católicas en Colombia bajan el 75%, aseguran los prelados. Pasan por tv las noticias del terror narco en México y no puedo dejar de pensar que ya las vi, porque las viví hace años aquí. No hay canal sin realities pero pocos con realidad. Un nuevo género literario llegó para quedarse como el regaetón que tampoco fue pasajero: el relato de exsecuestrado. No hay vitrina que no lleve varios titulos en su top de los más comprados, ni experiencia vivida que no pueda ser vendida. Suramérica estrena constituciones y modificaciones para perpetuar a los mismos directores. En Medellín cierran Fabricato y no se escuchan voces que hablen del pesar por esa despedida. la palabra Crisis se usa ya tanto como decir acá Paz y de tanto repetirlas tendrán menos de significado y más de cohartada al momento de escuchar por qué decidieron lo que mañana anunciarán. Te quedas dormido y las sirenas de la realidad te terminan por despertar, la prensa y la tv pasan por el dial: Radioreloj está en todas partes.