viernes, marzo 30, 2007

(pequeño cuento)
PARTE DEL AIRE

Aeropuertos del corazón… entra un vuelo, salen dos. Esta es la canción de las despedidas que no dicen adiós. Estoy en la vecina orilla donde empieza el mar de la caricia que nunca se olvidó. La ruta de los mapas perdidos ha encontrado nuevos caminos y eso es justo lo que debía ser. El planeta sigue con su manera sutil de girar y llevarte del frío al calor, del nunca al jamás, del siempre al quizás. Todos los días los mismos minutos que llegan son los segundos que luego se van.

Desde la pequeña ventana veo los aviones despegar y en su vuelo algo de mí también se va, siempre espero entonces que lo que ahora cruza el aire sea un boomerang y tenga la confianza al irse de pensar en regresar a sitios donde el afecto nunca les pedirá visa para volver a este corazón; aquí nadie les dirá que ya no están, porque conmigo sigue todo lo que alguna vez aprendí a querer… porque me habitan incluso las ausencias.

Cielo despejado, todos los vuelos están autorizados, turistas de la emoción bienvenidos welcome, en la pista de aterrizaje alguien está por despegar, las luces están encendidas, calma: life vest under your seat -chaleco salvavidas bajo tu asiento-, si la vida es el viaje el viajero sos vos... eso siempre lo has sabido, también aquel que algún día habrá partido encontrará tiquete sin reservación para este abrazo que guardo y doy porque es tan tuyo como mío.
En la sala de espera de este aeropuerto no se escribe goodbye en la cartas, sólo hastaluegos para el próximo después, todos los hoteles son de paso. Aeropuertos del corazón… entra un vuelo, salen dos.

viernes, marzo 16, 2007


(una opinión)


Encontrando balas perdidas

Aquí, en Colombia, son varias las iniciativas (necesarias) en contra del conflicto armado cotidiano (es que el Presidente dice que aquí no hay guerra). Una respuesta desde la sensibilidad es la Escopetarra… un instrumento musical que, como las nuevas especies, nace de un cruce. Este es entre una escopeta y una guitarra. El rostro visible detrás de este instrumento (además de las manos de los luthiers) es el músico César López que ha ido construyendo a su imagen y semejanza la respuesta de un ciudadano común que por medio de su virtud aporta un grano de reflexión. En estos días lo atacan más allá del chiste en algunos medios de comunicación nacionales y yo lo apoyo, no sólo por amigo, sino por la coincidencia en nuestra vida de tomar partido por la vida. Asunto que puede a veces ser mal visto, esto de despojarse de ciertos egoísmos. Años atrás recién conociéndonos bajo las partituras de la Orquesta Neutral escribí esto… no sólo para él sino para todos los que buscamos motivos para encontrar la fe perdida.

(más información en www.cesarlopez.org)


sign of the times (el sueño de las escopetarras)

Es hora de empuñar la única arma que dispara amor. Donde el terror dejó tristeza habrá esperanza, espero yo. En mis manos he cargado el peso del alma del niño que perdió la vida y ganó el dolor. He visto el peor invierno en los ojos del que lleva lluvias en el corazón caminando lejos de casa en busca de un poco de sol que sea caricia y no temor. Escopetarras para todos, para que el eco del estallido sea sonrisa y rockandroll.

Este es el tiempo justo, la hora correcta y este instrumento nace para decir sin palabras, para ser voz de los callados, para ser rostro de aquellos que no tienen nombre, para que la guerra en mi país sea una palabra olvidada en un diccionario que otro escribió. por eso tener la escopetarra en brazos es un compromiso con todo lo que sos vos, con aquellos que no te conocen y ya son batallón con el mismo deseo de ofrecer esta canción.

Recuerdo de pequeño aprender los símbolos patrios en el pizarrón, recuerdo que ni siquiera el viento se los llevó… por eso pienso en la fuerza de este símbolo que es imagen del deseo de decir que en este suelo viven dos, que podemos odiarnos en paz sin deseos de matar, que no pensamos igual y que eso no está mal, que el derecho a respirar es una opción neutral.

Y llegará el día en que aquel que no sabe leer o escribir quiera decir que es parte de la orquesta neutral y entonces dibuje con su dedo en la arena una escopetarra, con la misma mano de señalar al cielo, con el mismo índice de apuntar a las estrellas… donde todavía la fe en la vida está viva. Y entonces todos tendremos una segunda oportunidad sobre la tierra.

lunes, marzo 12, 2007

(detenido... una requisa al lado del camino)


POCKETS & BOLSILLOS

¿Cuántos secretos se pueden guardar en los bolsillos? Llevo conmigo algunos trozos de papel vencido por el tiempo y el agua y la tinta abandonó lo que ayer escribí allí. Tengo en la camisa, cerca al corazón, el recuerdo del lado oscuro que también soy yo del que me habla sunshine en su resplandor pero dejo intacto el deseo de latir por la emoción. En el pantalón guardo las llaves y una dirección de otra puerta que no es la mía y a donde puedo llegar y sentirme en casa. Ya no llevo los dulces que alguna vez guardaron los bolsillos de mi infancia que eran toda la comida que se necesitaba para pasar una tarde, los he cambiado por pastillas para esquivar, o al menos intentarlo, este pulso en la cabeza que ha crecido conmigo y que el doctor que no sabe con que palabra quedarse dice que es migrañajaquecacefalea

En estos bolsillos de hoy llevo algunas canciones como algún tango de mi abuela o una salsa de mi padre a quien llamaban don Luis. Tengo aquí esa pregunta del niño ciego que insiste en saber de qué color es el viento, y el tiquete de la película París Je t´aime sólo por recordar además de la cinta también la dulce compañía y el café que vino después. Mis bolsillos tienen números que cuentan la pobreza que además encuentras en esta tierra (Colombia tiene 21 millones 500 mil pobres, 5 millones 500 mil indigentes, 10 millones de personas viven con 2 dólares al día y otros 3 millones y medio sobreviven con 1 dólar al día) y ahí mismo un billete mal doblado de diez mil pesos que no cambia para nada lo que entre paréntesis te he contado. En un bolsillo llevo los dolores, en otro tengo los alivios.

Estos bolsillos guardan también recetas con el sabor de lo vivido. Sé bien que hay listas de muerte en los bolsillos de otros con nombres de personas que odian por encargo. Y por encargo disparan. Por eso llevo en los míos la lista de mis afectos y mis queridos que son mi protección, abrazo y coraza. Esos nombres de mi cariño son los que nunca dejan mis bolsillos vacíos.

Nunca tuve caucheras ni ranas, nunca tuve rifle ni balas, nunca guardé piedras para lanzarlas, tuve siempre a mano mi cobardía en el bolsillo de atrás para correr cuando los otros chicos de la cuadra sacaban su arsenal. Guardé tarjetas con números de teléfono que nunca marqué por temor físico a que realmente alguien del otro lado del auricular me pudiera contestar. Y también tuve como vos eso que aquí llamaban credencial.

A veces hay mañanas en las que, al esculcarme los bolsillos, descubro que este jean está más roto de lo previsto y he dejado caer, seguro, la idea del cuento que mañana tendría revisado y escrito. Por ahí mismo se han caído dos o tres sueños que se llevó el olvido. Tengo, no puedo olvidar, una foto sin flash donde ella me mira sin sombra con su sonrisa que me enseñó que amar es decir tranquilidad.

Tengo en el bolsillo un tiquete de metro y un teléfono celular, seguro que así empieza un viaje que no sé a dónde me va a llevar. También busco un lapicero y una pequeña libreta por si el paisaje me exige detenerme a escuchar con estas palabras que puedo luego dar. En el bolsillo llevo el mapa de varios barrios donde encuentro que es cierto que nada está perdido.

¿Cuántos secretos se pueden guardar en los bolsillos? Ya te he mostrado algunos míos.
Decíme qué llevás en los tuyos…

lunes, marzo 05, 2007

ÁRBOLES DE HERMOSA SOMBRA








Hay gente haciendo fila en este momento para entrar a cine, hablan sobre lo que no han visto y rezan secretamente por un buen final. Hay gente en la cola del banco esperando que la ventanilla abra para reclamar el cheque frágil de lo que llaman pensión, hablan sobre lo que han vivido; el tiempo en que existía aquello de levantarse en la mañana para ir al trabajo y al final del día ningún calendario les dijo que esta fila de jubilados sería el final. Alguien conoce la piel de alguien en este momento y descubre que siempre había confundido el sexo con el amor pero a partir de este momento ya no. Hay gente con prisa por llegar a un lugar donde las horas correrán más lentas hasta que den las seis. Hay gente que se toma su tiempo para vestirse bien porque sabe que va de afán. En este momento el rostro de la soledad de alguno sólo es visto por el espejo de su propia soledad… justo ahora alguien decide que nunca más reprimirá sus ganas de llorar. A esta misma hora un payaso pierde su risa fingida mientras gana la sonrisa de verdad mientras ve a su primer hijo nacer y llorar. En la radio hablan de congresistas encarcelados –y saber que el domingo pasado, en plena cárcel, tuvieron un asado- mientras la pobreza y la desigualdad campean en libertad. En este momento un árbol está hecho llamas, cortesía del calentamiento global y esa misma temperatura del mundo es la que tiene congelado a alguien en Denver que por salud y seguridad le han ordenado no salir a trabajar porque la nieve ya es hielo aunque el invierno oficialmente no está. Hay gente en este momento mirando a gente que no se quiere dejar ver. Alguien en televisión reza por la salvación de todos mientras le pide a dios que alguien haga en su cuenta una consignación. Un corazón roto por mail sale a tomar un taxi mientras otro no tan herido llama a reservar una fecha en una iglesia para un matrimonio que pronto será. A esta hora alguien escribe un poema que nadie leerá porque al final del punto final lo espera la tecla que dice “borrar”. Hay gente haciendo fila afuera de un estadio esperando el gol que pagará la boleta que acaban de pagar mientras alguien publica en un blog esta frase que acaba de pensar mientras todo esto ya es pasado y vuelve a ser presente cuando se convierte en un eco que vos acabás de escuchar cuando pasas tus ojos por acá…