miércoles, junio 02, 2010




(Rebobinando)


PARTE DE LA RELIGIÓN




Yo vengo de La Década Perdida. Soy hijo del tiempo que insistes en olvidar. Traigo conmigo diez años en este bolsillo que guarda las llaves de lo que fue y no será. Fui niño en los setenta y crucé la adolescencia en los ochenta como un río de aguas turbulentas y debo confesar que todavía no sé nadar. Aquellos años son el tesoro que yo he visto brillar aunque sea también la misma hora en que un vaquero de película se hizo presidente de una nación de peligrosas intenciones, como un duelo al oeste de todo corazón.

Yo vengo del mismo lugar que ponía sobre tu cabeza raros peinados nuevos. Allí Charly García era dios y Fito Páez su tecladista. El calendario puso en el titular del diario una palabra que no conocías y que nos tatuó la vida: cuatro letras para escribir SIDA. Mientras un trasbordador espacial estallaba en el cielo yo veía en la tierra, en mi ciudad, otro estallido que nos quitaba la poquita paz. Crash like a bomb, like a rolling stone. Yo vengo de aquellos días y también soy sobreviviente de mi mismo. Cuando el continente del hambre era negro y el comunismo todavía era rojo la televisión en casa conoció los colores luego de un largo blanco y negro, tal como pintaba La Década Perdida que para mi nunca fue gris como aquella política sino de tantos colores como las viejas canciones de los ochenta. De vez en cuando vuelvo a silbar algo que hicieron los The Clash...

*

…y entonces le piden a Joaquín Sabina, por enésima vez, que se defina en una palabra. Y el dice “Duda” pero también alcanza a pensar en “Contradicción”. Yo me quedo con la segunda palabra, ésa me habita, aunque la primera tantas veces me domina. Recuerdo que fui educado en aquel colegio católico y sin embargo prefiero a la única María Magdalena que a la María Virgen que multiplican por once mil. Es así. Entre los Beatles y los Rolling Stones debería estar del lado de Su Satánica Majestad pero me quedo con Let it be, no con Paint of Black. A los chicos de la cuadra les parecía que no había mejor héroe que Superman por sus poderes y todo lo demás, yo siempre estuve del lado de Batman que básicamente es un loco de atar cuyo poder real es no dejar de imaginar. Mi cabeza dice Borges, el corazón insiste: Cortázar. De mis años de jugar voleibol sólo quedaron las ganas de ir a fútbol. Y entre tantas montañas que desde mi nacimiento me abrigan y abrazan queda intacto el deseo de mirar un día y, sin buscarlo, encontrar por horizonte un mar…

*
Luego de la ducha, casi hirviendo el agua, el vapor sobre el espejo empañando la mirada perdida y la temperatura casi de calentamiento global en casa deja el rastro de una frase escrita sobre el vidrio con la yema de mis dedos: La vida es una moneda…


LA VIDA ES UNA MONEDA
Fito Páez / Juan Carlos Baglietto (1984) 

La vida en una moneda quien la rebusca la tiene
ojo que hablo de monedas y no de gruesos billetes
mi vida en una hoja en blanco un piano desafinado 
diez dedos largos y flacos y un manojo de palabras. 
Sólo se trata de vivir 
esa es la historia con la sonrisa en el ojal 
con la idiotez y la locura de todos los dias 
a lo mejor resulta bien.
La gente sueña que sueña la calle sigue que sigue 
el taxi gira que gira el cielo y la ancha avenida. 
Los dias cantan la historia del hombre al borde del hombre
los dias cantan mañana los dias no tienen miedo
Sólo se trata de vivir 
esa es la historia con un amor sin un amor 
con la inocencia y la ternura que florece a veces 
a lo mejor resulta bien. Si nos inunda el asfalto de sensaciones profundas
gocemos bien nuestro ahogo que es nuestra imagen fecunda. 
La vida en una moneda quien la rebusca la tiene
ojo que hablo de monedas y no de grueso billetes
Sólo se trata de vivir esa es la historia con la sonrisa en el ojal 
con la idiotez y la locura de todos los dias a lo mejor resulta bien. 
Sólo se trata de vivir esa es la historia
con un amor sin un amor con la inocencia y la ternura
de todos los dias
a lo mejor resulta bien.

1 comentario:

  1. Te veo con tu uniformito del Unión Magdalena... ¡qué lindo y qué triste debías estar!

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