sábado, agosto 04, 2012

CIEN METROS LLANOS



(a Don Luis)



La pista  de cien metros no terminaba jamás
                                    (iba hasta el horizonte y un poco más allá)
Lo veíamos recorrerla en pocos segundos, que era lo mismo que decir eternidad.
Era un tipo veloz.
Algunos le decían recordman, nosotros podíamos decirle papá.

Más alto, más fuerte, más lejos.
Cuando eres pequeño los héroes están en casa.

Amamos el olor de los uniformes deportivos
y correr a cielo abierto intentando ser él.

Luego crecimos. Buscamos medallas. Las encontramos.
Cambiamos de deportes. Y cambiamos de héroes también.

Cada cuatro años
aunque ya no está
me encuentro con él.

Cuando detuvo su carrera 
se sentó frente al televisor
                                         ante algún canal de apellido sports
Juntos veíamos a los demás triunfar y perder  
con esa mezcla de esfuerzo y dignidad, 
poesía 
que es una forma de respirar.

Cuando llegan las olimpiada bajo el volumen y en el silencio lo escucho hablar
con la pasión del que sabe lo que dice porque sus palabras conocieron ese sudor.

Él era tan veloz 
que corrió a irse 
antes que todos los demás.

La breve brisa de la muerte
desafía todos los cronómetros.

Todos somos, también, nuestras ausencias.


@lluevelove

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