El político que
perdió las elecciones sigue sonriendo
en las lonas de
sus vallas de campaña.
Tal vez sólo ahí.
Además de las
votaciones perdió el interés
de recoger todo
eso que fue ilusión y ahora es basura.
A kilómetros del
sitio de su derrota
en alguna
carretera colombiana
vi su imagen de
alegría de agencia,
su actitud de
confíeme a su madre
que la cuidaré
bien
aunque no me
interese siquiera su nombre.
Vi su foto hecha
techo y pared
en un rancho
al que entraban la
lluvia y las angustias.
Bajo esa lona un
niño llorando buscaba refugio.
Él sonreía.
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