miércoles, octubre 25, 2006



HISTORIAS EN CINEMASCOPE

La cartelera del cine anuncia dos películas sobre las torres que cayeron en N.Y. aquel once de septiembre. Oliver Stone por aquí, el Vuelo del avión que no llegó por allá. Me gustó la segunda, me sentí como viendo La Pasión de Cristo con la esperanza de que al final se salve de la cruz... luego leí algunas críticas de prensa, miré publireportajes en tv y tuve presente entonces lo que pensé en el pasado sobre lo que había pasado. Dejo aquí constancia de aquella historia que nos hizo a todos testigos de excepción (testigos de televisión), mientras miro en el espejo de todas nuestras casas la película que aún nadie filmó.
El día en que apagaron la luz

Bienvenidos todos, empezó la transmisión. Vengan y vean el fin del mundo en directo por televisión… CNN tiene los mejores ángulos, la imagen que usted nunca vio. Miren que la caída del Imperio Romano no tuvo tanto impacto porque no tenían una cámara cerca y la noticia nadie la cubrió. Este es el momento, this is the real reality show, tenemos todo lo que tus ojos piden pero ni una gota de sangre que lastime la sensibilidad de nuestra audiencia familiar.

Así es, así fue. Dicen que el 11 de septiembre el mundo cambió. ¿Pero cuál mundo? El mío sigue tal cual; unos días bien, otros días mal y en general casi siempre igual. ¿Acaso la muerte tiene pasaporte y duelen más las ausencias de los que viajan en primera clase? En mi país nunca interrumpen la programación sino para contar el avance de la telenovela mientras en cualquier lugar de la geografía nacional el mundo está cambiando para la familia de aquella chica que acaban de secuestrar, para el trabajador honrado que recién le notifican que lo del boleteo y la extorsión es en serio, cambia el mundo para el amenazado que huye a ningún lugar a ser un desplazado más, cambia el mundo para todos con las leyes de conmoción que a esta hora no sabes que acaban de aprobar.

El mundo cambió en Bojayá pero nadie lo vio, eso no lo transmitió en directo ni siquiera la extinta Inravisión, tampoco Univisión. El mundo cambió en Pakistán pero sólo lo vimos por el ojo del mismo que disparó. Y el bueno de la película se cargó un país, hubo más muertos que en Manhattan pero nadie envió condolencias, no era preciso. El mundo cambió en Hiroshima pero de eso sólo se enteró Japón. Por favor, no te creas todo lo que dicen en televisión.

Nadie vale menos, no me alegro del dolor, prefiero la alegría, es más hermosa esa canción. El mundo cambia cada vez que nace un niño que puede cambiar su mundo; hoy Samuel, mañana ella, después el… No olvides que la sangre, toda, siempre es del mismo color. Eso no cambió.

2 comentarios:

  1. Afortunadamente hace ya algún tiempo que superé el temor a que todo discurso antinorteamericano sonara mamerto.
    No. Hay una postura antinorteamericana perfectamente compatible con otra igual de crítica hacia la insurgencia criminal. Y esa postura que no sólo debe enfrentarse a las políticas estatales gringas sino al aparato comunicacional que las intenta convertir en verdades incontrovertibles, es ahora mpas necesaria que nunca.
    Los hechos del 11 de septiembre fueron abominables. Sus perpetradores, asesinos inexcusables. Pero ese hecho, como Juan sabiamente lo dice, no cambió nada en el mundo.
    Hechos como ese sucedieron mucho antes y mucho más cerca de nosotros. Simplemente que no trascendieron porque los medios no estuvieron asumiendo como suyas esas tragedias... ah! y porque en muchos de esos casos los Estados Unidos no eran víctimas sino perpetradores o auxiliadores... una pequeña lista para refrescar la memoria:

    - La matanza de las bananeras en Colombia.
    - La operación Cóndor en el cono sur.
    - La bomba de Hiroshima.
    - Las lluvias de napalm en Indochina y Vietnam.
    - El exterminio de los Xioux.
    - Afganistán.
    - Irak.

    ¿Hace falta más?

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  2. Anónimo1:52 p.m.

    Solo puedo decir que es distinto verlo a vivirlo, y yo he vivido muchas, a tres cuadras de donde trabaja mataron cruelmente a Antonio Roldan, cuando llegamos con la camara para ningun noticiero, solo para grabar, por si algo, como buenos colombianos, porque en esa epoca eso no lo compraban, llegamos y el todavia estaba vivo, incinerandose dentro de su flamante carro blindado...no pudimos hacer nada...ni grabamos.

    Muchas bombas, La Macarena, Monaco, y tantas que don Pablo y compañia limitada quisieron poner como juguetes en la mesa, a ver quien tiene mas y mejores...

    Mataron a Andres Escobar, y ese viernes a las 6 pm tomaba cervecita con nosotros en Niagara, cuando el Lleras no era Silicon Valley y Veracruz era lo que era.

    Perdi, como muchos, amigos en Orleans y en La Macarena, y en tantas otras.

    No he estado grabando en Uraba, ni en el Caguan, pero sera igual o peor...otros que han estado, cuentan que la barbarie supera a Tarantino con ventaja.

    Me fui, nunca huyendo, ni acosado, ni asilado...y me toco el 11 de septiembre, no se que vieron por tv, no se que mostraron, (apenas hace un año pude ver las imagenes sin que me volviera ese olor a la memoria)

    Estar ahi, a pocas cuadras, con una puta camara en el hombro, como si fuera la mayor inyeccion de poder...pero sin poder hacer nada, solo grabar y esperar que mi jefe se llenara los bolsillos de dolares por esas imagenes, no es lo mismo, hubiera preferido ver por la television el show de CNN, o de FOX NEws, pero no, me toco alla, corriendo para no sumarme a las listas de desaparecidos, viendo la gente caer 100 pisos, sentir la xenofobia en cada esquina, porque no importaba si eras Afgano o colombiano...y sentir ese olor...no se si a muerte o a gasolina, o a una mezcla que dicen, esparcieron los bomberos para que no oliera tanto...

    Cada que repiten el cliche: "La television no tiene olor", pienso en ese dia, y agradezco, ojala nunca huela, porque, por alguna extaraña razon, 5 años despues, no he podido hacer desaparecer ese olor...

    AHi perdonan el desahogo...

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