domingo, octubre 15, 2006

VeSTIDOS NeGROS
A veces te encuentras con algo venido de ayer que hoy ya no recordabas y sucede lo mismo que con tu voz en la grabadora: te resulta casi de otro pero es tuya. Desde ese lugar llega este fragmento de un cuento titulado Vestidos Negros que hoy dejo aquí...

DORMIR SOLA

Chicos, hoy haré una revolución desde mi cama; no dejaré que ningún extraño se suba a ella. Mis caricias no están escritas en una credencial. Admítelo, somos vestidos negros que se quieren desvestir.

¿Sabes de qué hablo? hablo de que hay días más incómodos que otros para estar sola. Días en que estar sin pareja es ser un auténtico huérfano en el día de la madre o vergonzoso sobreviviente de una guerra que nunca se peleó. Lo peor es llegar a cualquier sitio con descuentos para enamorados, si entras sola eres culpable... y, bueno, valdría más no haber salido de casa.

Es mejor compañía la música, al menos es fiel. Te golpea, atraviesa y aún así te deja entera. La eternidad encerrada en una canción de 3 minutos.

Música, siempre música. De pequeña una canción de cuna; dulce compañía para ahuyentar a los fantasmas del armario. Luego, rondas infantiles con los amigos hasta que llega la hora del vestido lento y el vals largo... quince primaveras tienes que cumplir como una maldición oscura y algunos no saben qué hacer cuando el cuerpo no espera lo que llaman amor, escucha una canción animal, pocos recuerdan algo de la leyenda de los bailes de garaje.

Música, siempre música. Cantos de sirena o repiques de campana. Villancicos o japiverdis. Cada día hay algo que escuchar. Incluso los cuerpos tímidos bailan bien. Súbele a la radio que esta es tu canción, con el desengaño no será más que otra canción de amor o algún buen rock.

¿Recuerdas el primer concierto al que fuiste ? Sabes ya cual será el siguiente vídeo, el próximo disco. Aunque no puedas verla, música es lo que das. Hace rato que bailas con tu sombra en la pared. Vos también soñaste alguna vez el micrófono vestido de escenario con tu nombre... pero estabas tan desnudo. Cubierto de canciones ajenas.

La misma voz de tu dulce lullaby oficiará tu novena de difuntos.

¿A dónde podré ir sin mí? pronto encontrarás el único pecado que te dará la salvación. Si sólo quiero llegar a tus labios no necesito ir a ningún lugar.

Un piano tenue, tecla negra-tecla blanca, es el último rastro de la ruta de la caída del ángel perdido. Nadie recuerda ir al rescate del héroe del olvido. Este domingo no habrá resurrección, este domingo es otra vez viernes de crucifixión; porque hay amigos que hay que matar.

En mi cama sólo una guitarra me acaricia bien. Sabe todo de mi cuerpo de mujer. Un hotel de lujo no es suficiente para pasar una noche tranquila. Tengo la puerta abierta, entra y escoge la mejor mentira, dime que soy demasiado hermosa para este lugar, aunque sean mis palabras sabré que es verdad. Hay días más incómodos que otros para estar sola.

Escucha la radio que nadie encendió. Suena una canción sin amor, sin dolor... la canción sin fin. Dormiré bien hoy, chicos.

( ... )

3 comentarios:

  1. El deporte de dormir se enfrenta mucho mejor si el entrenamiento previo incluye uno o dos capítulos de un libro disfrutado.
    Me encanta encontrar el espacio para leer lo que me gusta. Adoro hallas el sitio en dón de leer a los que me gustan.
    Juan. Me gusta leerte. Me gusta mucho.

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  2. Desde que te leí por primera vez supe que quería leerte toda mi vida. Qué bien se siente que uno te tus escritores preferidos sea además tu amigo.
    Gracias por compartirnos tanto...

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  3. Anónimo1:48 p.m.

    Oye Juan, me resulta complicado entender que esas palabras sean de una criatura provista con testìculos y falo. ¿Acaso eres un Angel?

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